¿ES MÁS SALUDABLE EL AZÚCAR MORENO QUE EL AZÚCAR BLANCO?

Digámoslo desde el principio: las calorías del azúcar blanco y el azúcar moreno son casi las mismas. Así que, si entendéis la salud como menor aporte calórico, entonces ambos azúcares son lo mismo.

Así que vamos a analizar otros aspectos del azúcar. Por ejemplo, las cantidades de vitaminas y minerales que podemos obtener del azúcar son realmente muy bajas. Si sólo nos alimentáramos de azúcar, tendríamos un problema nutricional grave.

Con nuestra dieta habitual ya cubrimos dichas necesidades nutricionales, de modo que valorar el azúcar blanco o el moreno en base a ellos es irrelevante: lo que debe decantar nuestra decisión es el sabor.

Así que no os preocupéis la próxima vez que debáis escoger entre azúcar blanco, moreno, refinado, de grano fino, de grano grueso… Con un añadido, si lo que escogéis es azúcar moreno, fijaos bien en la etiqueta: muchas veces se comercializa azúcar moreno que, en realidad, es azúcar blanco ya refinado al que se le añade una capa de melaza para darle el color oscuro característico.

CURIOSIDADES DEL AZÚCAR

Un gramo de azúcar aporta 4 calorías.

El primer nombre que recibió el azúcar fue Sarkura.

Los romanos denominaban al azúcar Sal de la India.

Una sola lata de Coca-Cola contiene la cantidad de 10 terrones de azúcar.

En el siglo 15 dC, el azúcar refinado dominaba Europa, principalmente Venecia, que perdió su monopolio en 1498, cuando Vasco da Gama fue a la India y el comercio fluido queda establecido. Fue, sin embargo, el descubrimiento de América el hecho que cambió el consumo mundial de azúcar.

En uno de sus primeros viajes, Colón tomó las plantas de caña de azúcar para cultivar en el Caribe. El clima no era tan ventajoso para el crecimiento de la caña pero de todos modos la industria se estableció rápidamente. La demanda de azúcar era tan grande en Europa de que muchas de las islas del Caribe se convirtieron casi completamente campos deforestados para crear campos de caña, por ejemplo, Barbados, Antigua y Tobago.

Vía | La ciencia y sus demonios