EL ESTADO DE NATURALEZA
El estado de naturaleza es una idea que nació en la
Edad Moderna y que servía para explicar el origen de la sociedad y justificar
la existencia del Estado. Su principal promotor fue Thomas Hobbes, en el
Leviatán y Jean Jacques Rousseau fue quien más en serio se la tomó en El
contrato social. En la actualidad siguen existiendo filósofos políticos cómodos
con fundamentar la existencia del estado en la idea de un contrato social, como
David Gauthier y John Rawls que utiliza
la variante de la posición original para fundamentar su noción de justicia.
En su formulación clásica, el estado de naturaleza
es un estado pre-social hipotético, tal y como lo concibió Hobbes, en el que
cada individuo, cruel, egoísta y perverso por naturaleza, solo se preocupa de
su propia supervivencia. En este estado de naturaleza, el principal enemigo de
cada uno es todo otro, por lo que la violencia es el pan de cada día. Como los
hombres no cooperan y tienen que estar constantemente guardándose las espaldas
y no hay sociedad, no hay progreso científico ni técnico, tampoco hay cosechas
ni infraestructuras, etc. Finalmente, los hombres deciden ceder su
independencia en favor de uno de ellos, el monarca absoluto, quien garantiza
que solo él y sus secuaces tendrán derecho a agredir a todos los demás,
garantizando así la paz social.
En la versión de Rousseau, el estado de naturaleza
forma parte de la historia humana y no es hipotético. En algún momento en el
pasado, piensa el filósofo ginebrino, los hombres no vivían en sociedad, sino
libremente cada uno por su lado, sin meterse ninguno en la vida de los demás y
sin hacer nada malo a nadie. Todos eran buenos por que sí y no se planteaban la
posibilidad del mal. El hombre, por naturaleza, no está hecho para vivir en
sociedad, piensa Rousseau, sin embargo, la naturaleza está llena de peligros y
otras incomodidades, lo que lleva a los hombres a reunirse en sociedad para
solucionar estos pormenores que hacen precaria la vida del buen salvaje. En el
caso de Rousseau, crean una república en la que gobierna la voluntad general,
la cual representa a todos los individuos y vela por el bien común.
En esto consiste, en sus versiones clásicas, el
estado de naturaleza. Esta noción, tanto en estas versiones como en las
actuales, es muy criticable. A continuación expondré algunas críticas generales
a la idea de un estado de naturaleza.
En primer lugar, tanto Hobbes como Rousseau parten
de una concepción de la naturaleza humana cuanto menos simplista, además de
falsa. Los seres humanos tienen para ellos una esencia basada en una o dos
propiedades. Para Hobbes los hombres son egoístas y bellacos; para Rousseau
individualistas bondadosos. En mi opinión ni tan siquiera la psicología gatuna
se puede entender en esos términos tan reducidos. En segundo lugar, una tesis
como que los hombres son egoístas o bondadosos necesita de más pruebas de las
que puede dar la experiencia fragmentaria sobre nuestros conocidos y amigos o
la mera razón. En tercer lugar, parece ser que la evidencia muestra que el ser
humano es social por naturaleza, en contra de Rousseau, y también sociable, en
contra de Hobbes. De hecho no solo los seres humanos son sociales y sociables
por naturaleza, en general lo fueron sus antepasados más primitivos y parece
que así seguirán.
Fuente: La Guía.
Categoría: Educación
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