Nuestros edificios están
diseñados para la sequedad, por lo tanto se deterioran en presencia del agua.
La arquitectura moderna ademas
está diseñada para ser habitada sólo por personas, no otras formas de vida: por
su naturaleza, no promueve biodiversidad.
Por ello, necesitamos pensar en
la arquitectura de una manera diferente. Necesitamos buscar nuevos modelos para
construir edificios, así como mejores procesos industriales.
Diseñadores y arquitectos ya
están considerando diseños urbanos más ecológicos, especialmente en términos de
los recursos que se utilizan, con nuevos materiales más fluidos que puedan
responder a los cambios en la demanda.
Por ejemplo, Paris Habitat, el
más grande propietario de vivienda social en la capital francesa, está usando
el calor del cuerpo humano recogido en el metro para calentar sus edificios.
Bioprocesos están dándole energía a edificios como el BIQ en Hamburgo,
Alemania, con su fachada bioreactiva (con microalgas cultivadas en los
elementos de vidrio se produce energía y controla la luz y sombra).
ENFOQUES PARA RETOS
Hay ciudades imaginadas que
desafían la permanencia de los materiales de construcción y su inercia. Por
otro lado, probablemente nuestra experiencia de las urbes cambiará gracias a la
realidad aumentada, esa nueva manera de ver a través de los teléfonos
inteligentes o artilugios como las gafas Google.
Pero necesitamos una gama aún más
amplia de enfoques para que nuestras ciudades tengan la habilidad de responder
a retos potenciales, algunos permanentes, como la subida del nivel del mar y
los patrones impredecibles del clima.
Fundé el Grupo Avatar (Advanced
Virtual and Technological Architectural Research - Investigación Arquitectónica
Virtual y Tecnológica Avanzada) en 2004 para explorar cómo las nuevas
tecnologías podían influir en la arquitectura. Esas prometedoras posibilidades
pueden llevar a encontrar nuevos materiales de construcción, especialmente
utilizando las biotecnologías que están emergiendo, y podrían estimular la
diversidad en el tipo de arquitectura que producimos.
Exploramos ámbitos tan variados
como la biología sintética, teoría digital surrealista, cine y animación,
diseño interactivo y realidad mixta y aumentada para potenciar el diseño
arquitectónico, urbano y paisajista.
CULTIVAR LADRILLOS Y COCINAR
VIDRIO
En su libro "Después de la
ciudad", el diseñador Lars Lerup observa que los efectos tradicionales de
la ciudad quizás son ya obsoletos.
Propone que la arquitectura y el
papel de los arquitectos tiene que repensarse: las interacciones entre esos
elementos dinámicos deben dar paso a una nueva manera de pensar sobre el
diseño, en la que el propósito de un espacio particular pueda ser decidido por
la persona que lo está usando.
Efectivamente, a diario, la
arquitectura vuelve a ser imaginada en todo el mundo. Está, por ejemplo, el
puente Paik Nam June de Seúl, Corea del Sur, un audaz diseño que es mucho más
que un puente: incluye un parque, un centro comercial, espacios de encuentro y
un museo. Paneles solares en la parte superior de la estructura generará
energía.
Conceptos como ese nos permiten
ver a los puentes de una manera distinta, no sólo como un método para cruzar
barreras naturales, sino como una nueva clase de estructura en la cual vivir y
trabajar.
En vez de construir edificios con
materiales inertes transportados de otras partes del mundo, hay gente
explorando tecnologías que podrían transformar un grupo de sustancias en otras
en el lugar de la obra.
Markus Kayser está transformando
arena en vidrio usando una impresora solar 3D que enfoca los rayos del Sol para
crear obsidiana o vidrio volcánico (que se puede usar en construcción).
Otros procesos transformativos
incluyen los ladrillos de arenisca cultivados por la profesora de arquitectura
estadounidense Ginger Krieg Dosier a partir de bacterias, arena, cloruro de
calcio y urea.
EL ESPACIO EN EL ESPACIO
Y no se trata de pensar sólo en
las construcciones en la Tierra.
Phil Watson, Rachel Amstrong y
Elizabeth Anne Williams están trabajando en los diseños y conceptos iniciales
del Proyecto Perséfone, parte de la iniciativa Ícaro Interestelar que busca
construir una nave interestelar tripulada en los próximos cien años.
Perséfone quiere crear un
interior biológico sintético para la nave y para ello está trabajando con
equipos en los campos de la ciencia, tecnología, arquitectura, diseño, arte,
humanidades y ciencias sociales.
Los principios fundamentales del
diseño quizás ayudarán no sólo a crear un concepto viable para la vida en el
espacio sino que podría ser traducido en modelos y prototipos para lidiar con
retos en la Tierra, como la escasez de recursos en las megaciudades.
Hay muchos interrogantes en el
proyecto, pero si le ponemos límites a nuestro pensamiento, limitamos a la
arquitectura y su habilidad de responder a las vicisitudes de un futuro
desafiante.
La arquitectura del siglo XXI
está desarrollando la teoría, las herramientas e infraestructura que harán
posible que la próxima generación de arquitectos enfrente lo desconocido.
Usando nuevos modelos de diseños,
tecnologías y materiales quizás será posible librarse de las cadenas de los
procesos de manufactura industrial como la fuerza motora del desarrollo humano.
Nada es imposible.
Categoría: Ciencia, Tecnología