RACIONALISMO Y CRITICISMO
Hoy nos trasladamos al siglo
XVIII para hablar del Racionalismo y el Criticismo imperantes en el pensamiento
de esa época. En este siglo la razón se convierte en la luz que ilumina el
camino el hombre y le lleva a la felicidad, que solo se consigue por medio de
la voluntad de adaptación a los dictados de la razón por encima, claro está, de
los sentimientos.
Por este motivo, el siglo XVIII ha sido
considerado un siglo racionalista. Los nuevos descubrimientos que se realizan
mediante el uso de la razón, como por ejemplo la máquina de vapor o los avances
en medicinas como las vacunas, crean en el hombre del XVIII un estado de
optimismo que propicia un clima de búsqueda del bienestar social.
La Ilustración, nombre que recibe
este periodo de la historia, promueve tres aspectos fundamentales para la
investigación y la crítica del momento, estos son: la razón, la observación y,
por último, el experimento. Así, surgirá un nuevo modelo de hombre, el homo
illustratus, que busca constantemente la mejora del ser humano en sus
actuaciones; este será el hombre que encontraremos en las obras de escritores
como Gaspar Melchor de Jovellanos, Benito Jerónimo Feijoo, José Cadalso o
Leandro Fernández de Moratín.
Se consideraba que una persona
era un ilustrado cuando sus juicios estaban basados en la escucha de todas las
versiones posibles de un asunto y utilizaba la razón y no sus intereses o
gustos propios para emitirlos.Con esto se conseguía una sociedad que pensaba
más en el bien común que en el propio y alejaba así la sombra del egoísmo.
Lo práctico adquiere gran
importancia en el Siglo de las Luces, nombre con el que también se conoce el
siglo que nos ocupa hoy. Todo aquello que no resultara práctico, es decir, útil
y eficaz, se deshecha. El hombre del XVIII es, además, un hombre dinámico que
continuamente está ocupado en trabajos que le conduzcan al progreso y a la
felicidad.
Este ambiente creó un progresismo
reformista en que los Autos sacramentales llegaron a prohibirse, se impusieron
normas en distintos aspectos como la moda, la poesía, el teatro, se expulsó a
la Compañía de Jesús y se crearon institutos en los que se impartían enseñanzas
sobre pesca, agricultura, etc. Pero, en esta reforma la opinión y el sentir del
pueblo quedó fuera, recordemos el lema de la Ilustración: “Todo para el pueblo
pero sin el pueblo”.
En Europa, los orígenes del
Racionalismo y Criticismo debemos buscarlos en filósofos como Descartes, Bacon,
Hume o Locke, quienes dieron una especial importancia a la razón y al
experimento en detrimento de la fe.Como es lógico, esta nueva forma de pensar
encuentra sus detractores en las instituciones religiosas, políticas y
culturales más antiguas. Las diferencias entre ambos bandos acaban con el encarcelamiento
de algunos ilustrados como, por ejemplo, Jovellanos. Se produce, pues, la
eterna lucha entre el pasado y la actualidad.
La literatura española del siglo
XVIII estuvo influida principalmente por la Ilustración francesa, autores como
Diderot, Voltaire, Rousseau o Montesquieu dejan su poso en la obra de
escritores españoles como Moratín o Cadalso.
Fuente: Laguía de Lengua
Sígueme en Twitter:@pradajuan
La Web de Noticias de Yaguaraparo
Categoría: Educación
0 comentarios