EL VALOR DE LA BONDAD
Cuando adquirimos ese compromiso de vida de mantenernos en relación
con la bondad, entonces los estados de infelicidad, ira, miedo y ansiedad no
pueden ya hacer guarida en nosotros, porque cuando tenemos como objetivo el
bien y la bondad en el momento presente y experimentamos esa relación de paz y
armonía, entonces sabemos lo que es bueno, sentimos lo que es bueno y ya no
queremos arriesgarnos a vivir entre estados negativos.
Se logra mantener esta relación con la bondad cuando nos miramos con
anticipación en esa persona desagradable en la que podríamos convertirnos si
nos dejamos atrapar por las garras de la angustia, el desasosiego, de los
enojos, los rencores. Es decir, ahora en el presente y ante cualquier
circunstancia difícil tenemos que imaginar en nuestra mente aquel ser turbio
que podría precipitarse ante alguna situación compleja y entonces al
imaginarnos tan perturbados podremos decidir con anterioridad que ese no es el
camino, y que ante cualquier desafío hay que actuar con calma para no romper
nuestra relación con el valor de la bondad y con nuestra paz espiritual.
Si entendemos esto, si practicamos esto constantemente nos
despojaremos de cualquier necesidad de comportarnos iracundos o toscos o
desagradables, porque veríamos ya con anterioridad a ese hombre o mujer en el
cual no queremos convertirnos: individuos tiranizados por nuestras propias
respuestas negativas a la vida; y así al escoger el camino de la bondad este
sin duda alguna nos va a proporcionar una posición equilibrada que nos dejará
apreciar y disfrutar el ser del bien que somos.
Cuando aprendemos a vernos como si estuviésemos viendo a otra persona
o cosa, entonces empezamos a entender la realidad y así nos daremos cuenta de
que cuando estamos ansiosos o cuando nos ataca un deseo incisivo vamos a dar un
mal paso hacia la perdida del equilibrio, vamos a sucumbir ante ese estado que
nos exige y nos empuja hacia una vida negativa, dolorosa y errónea; estados que
solo quieren satisfacerse así mismos y a los cuales no les importa nuestro
bienestar espiritual.
Tratemos entonces de observarnos a nosotros mismos, de conocernos; es
una tarea de cada día, esta práctica espiritual de ser conscientes de nosotros
mismos. Este es un trabajo interior, muy alcanzable, y que podrá guiarnos a
encontrar la mano de la bondad con anterioridad antes de dejarnos llevar por la
mano de los impulsos oscuros y negativos.
Fuente: www.tusuperacionpersonal.com
Categoría: Educación
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